
El 31 de octubre era la noche en que el velo de los espíritus de los muertos y los vivos era más delgado, por lo que había que hacerles un regalo. De lo contrario les harían diabluras a los vivos. En la cima de las colinas se encendían grandes hogueras para ahuyentar a los espíritus malos y tranquilizar a los poderíos sobrenaturales que regían los procesos de la naturaleza. Es por esto que se eligió esta fecha para conmemorar la noche de los muertos.
La costumbre de celebrar Halloween en nuestro país, comenzó tímidamente en algunos barrios de Santiago en los años 80, traída por los norteamericanos que vivían en Chile. En los 90 comenzó a masificarse, y lo propio sucedió con algunos de los efectos casuales que podrían surgir de la fiesta como el vandalismo. Fue entonces cuando surgió la idea de "chilenizar" la fiesta de Halloween, adecuándola a nuestras costumbres y evitando sus consecuencias negativas.
Resulta difícil luchar contra una fiesta con tanto atractivo comercial como Halloween, Carlos Torres, Gerente Comercial de Tottus menciona que para las empresas que venden caramelos, chocolates, disfraces y otros objetos relacionados, esta es una gran oportunidad comercial. Las ventas de caramelos suben casi un 30 % en el país, es uno de los días más relevantes de venta, junto a la Navidad y al Domingo de Resurrección.
Conscientes de que hay otro punto de vista, la mayoría de las empresas que fabrican golosinas han sacado una línea menos agresiva, teniendo en cuenta al público que va dirigido que son los niños.
A una semana de una nueva celebración los vendedores y niños se han preparado para la ocasión, en tanto para los empresarios suben las ventas, los infantes eligen los disfraces más atractivos y esperan recibir más caramelos que el año anterior. Hasta el momento los comercios sacan cuentas alegres, ya que duplican las ventas del año pasado y ya están en vísperas de la última fiesta importante del año, la navidad.
Por: Juan Carlos Opazo
Andrés Moore
Valeria Sarabia
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