viernes, 26 de agosto de 2011


Paro nacional avanza a paso corto 

Estimación policial habló de 50 mil personas en marcha que comenzó a las 10:30 en el epicentro de la capital.

Marcha 25 de agosto desde Plaza Italia
Tres meses se cumplen de las multitudinarias marchas estudiantiles. Hoy, se consagró con un movimiento masivo donde se adhirieron distintos actores políticos y sociales que han llevado una movilización pacífica, a excepción de grupos aislados que provocaron desastres y barricadas incendiarias en distintas zonas de la capital. 

Estas formas de coerción social surgen a principios del siglo XX, cuando los trabajadores desamparados por la ley laboral, se organizaron para protegerse y fomentar la solidaridad proletarizada a través de mutuales, sociedades de resistencias y mancomunales. 

Aunque estas movilizaciones se han ido legitimando desde hace una década por medio de mecanismos democráticos, con periodicidad terminal sujeta a nuestra historia, la incapacidad de diálogo entre las partes llama la atención. 

Así, Arturo Martínez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, informó que en el Paro Nacional de estos dos días, acudieron más de 600 mil personas a lo largo del país,  donde además, se adhirieron 82 organizaciones sociales y sindicales.  Por otro lado, el ministro Andrés Chadwick, certificó que la asistencia a la marcha fue menor a anteriores, e insistió que la movilización de la CUT estuvo apoyada en su gran mayoría por estudiantes. 


Se instala a partir de dos versiones opuestas la interrogante 
¿Son artilugios la invalidación de los antagonistas para   obtener respuestas al conflicto?



Al respecto, Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia 2006, propone que la discusión parte desde la base de entender que no hay un proyecto educativo, por lo mismo,  no es suficiente aprender a competir en el mercado, sino, saber que debemos hacernos cargo de las necesidades locales y percibir que nuestro peor enemigo es una sociedad desintegrad con una brutal desigualdad a nivel de ingreso.

“No estamos educando para un proyecto histórico de nuestra sociedad, sino aprendiendo modelos extranjeros poco aplicables a nuestra realidad”, sentencia el docente de la Universidad de Chile. 

Entonces, enfrentarse a una doble política proveniente de la dictadura, y con ella a la municipalización y a toda la iniciativa privada que ha ido siendo estratificada del proyecto educativo, dejando a la estatal con poca herramientas para competir contra la privada, es nuestra piedra angular. 

Por lo mismo, dice Salazar, “el movimiento actual está justo en una encrucijada, donde todavía tiene manifestaciones de masa y levantamos peticiones a los ministros, pero aún así, tenemos autonomía. Hace falta que estos movimientos vayan más allá y que no sólo se manifiesten en marchas peticionistas,  sino, que se organicen a sí mismos y entablen asambleas y causes institucionales”. 

Finalmente, saber que la ciudadanía es soberana  y que no radica en el Estado, establece parámetros aún más ambiciosos que un movimiento transitorio. Asimismo, cuidar que no se diluya en negociaciones y fijar nuevas estructuras para la transacción de las necesidades de las partes, es sin duda, la meta póstuma una vez que concluyan las movilizaciones. 

Por Isabel Moraga y Karina Sánchez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario