jueves, 29 de septiembre de 2011

El boom de los conciertos en Chile


Metallica, Iron Maiden, U2, Madonna, Paul McCartney, Slayer, Calle 13, Shakira. Festivales como Creamfields, Pop Festival, Lollapalooza, Maquinaria. Localidades repletas, VIP, Meet and Great, concursos a través de Facebook, Twitter, intervenciones musicales y adelantos a través de Youtube.
El público chileno, al entrar a la segunda década del tercer milenio, se encuentra en un panorama de ensueño. Conciertos internacionales que invaden nuestro país, masificada la parafernalia a través de las redes sociales. En el último semestre de este año System of a Down, Justin Bieber, Britney Spears y Eric Clapton vienen a endulzar la parrilla programática, además de festivales tan emblemáticos como Maquinaria, el cual encanta cada vez más al público noventero, con la presencia de bandas claves en la escena grunge como Alice in Chains, Stone Temple Pilots y la figura de Chris Cornell. Shows para todos los gustos, una diversidad enorme que, de un momento a otro, llegaron a marear a la masa.
Si retrocedemos un par de años, la escena musical internacional no tenía mucha cabida en nuestro país. Pocos eran los artistas que se adentraban a visitar uno de los últimos países, en el confín del mundo. Las dificultades residían en las pocas productoras especializadas en la materia, la búsqueda de un lugar acorde con las necesidades del espectáculo, los precios que alarmaban y que pocos eran capaces de costear. El mismo panorama hoy en día parece haber cambiado. Los artistas alrededor del mundo se renuevan en cada gira, aprovechan la idiosincrasia de cada país, realizan actividades extra programáticas y se dan el tiempo de degustar cada concierto, eligiendo su público preferido, eligiéndolos para la grabación de su próximo DVD.
 La tecnología ha llegado a todas partes incluyendo Chile, lo que permite un mayor espectro de fanáticos, que tienen la oportunidad de acceder a este tipo de espectáculos. Los problemas de una década atrás parecen haber desaparecido. No obstante, este boom de conciertos en nuestro país no sólo trae oportunidades y diversidad, sino también inconvenientes.
La explosión nos llegó de pronto
Priscilla Mora, estudiante de sicología, se encuentra en un apuro. Roger Waters confirma su llegada a Chile para el 2 de marzo del próximo año y las entradas más caras ya están agotadas. Sólo quedan algunas para las locaciones más lejanas y pronto éstas comenzarán a escasear. No obstante, la situación se complica ante la presentación de Deep Purple el 21 de octubre y Pearl Jam el 16 de noviembre: “No quedará otra más que ver cuál banda me gusta más para ir a verla. No hay plata para todas”

De repente, tanta variedad de espectáculos, más que un bien común y una oportunidad para disfrutar la gama de sensaciones, se transformó en una necesidad de priorización para el público. Bandas de importante renombre y agrupados en un mismo estilo musical aterrizaron en similares fechas. Este año, Iron Maiden y Exodus hicieron su presentación el 10 de abril, bajo la gira del último disco de la Dama de Hierro “The Final Frontier”. El día anterior, Motörhead se presentaba acompañado de las bandas chilenas Devil Presley y Hielo Negro, reconocidas dentro de la escena rockera nacional.
Motorhead en Chile, 2011
Fuente: Rebellionzone.foros.ws
Los más arriesgados, disfrutaron de un fin de semana repleto de buena música. Los demás, tuvieron que decidir entre una banda y otra. Incluso, los más intrépidos, saltaron las rejas del Teatro Caupolicán pudiendo disfrutar gratis el concierto de Lemmy Kilmister y su banda.
Críticas existen y apuntan a las productoras encargadas de estos eventos. También existen las comparaciones de mismos shows en diferentes países. Chile fue uno de los más caros en vender las entradas para Madonna y las diferencias de precios entre festivales como Maquinaria en nuestro país y SWU Music + Arts Festival en Brasil superan los 10 mil pesos, con la misma variedad de artistas. Slayer, banda predilecta entre la fanaticada metalera chilena por la presencia de Tom Araya, compatriota y líder de ésta, regresó a Chile en dos conciertos en los cuales las entradas más baratas superaron los 30 mil pesos, precio que en el 2006 habría generado polémica entre los seguidores de aquel entonces.
Los altos costos de las entradas generan suspicacia entre la población, empresas como T4F (Time For Fun) y DG Medios son puestas en tela de juicio en las redes sociales por los más indignados. Alfredo Lewin, director de la revista Rockaxis y crítico de música, cuestiona la actitud de la comunidad frente a estos presupuestos y comparaciones con el resto de los países latinoamericanos: “El precio del dólar en Chile está a quinientos pesos, es una realidad completamente diferente. Perdón, me preocupa mucho más que en Argentina sea más caro comer”, aludiendo a las diferencias entre Chile y en Argentina: “Yo creo que nosotros no deberíamos estar alegando que ¡Oye! Qué caras que están las entradas! Deberíamos estar alegando que aquí no es tan caro comer como en Argentina… Nosotros estamos reclamando porque, lamentablemente, Argentina tiene más gente que Chile y tiene más gente per cápìta interesada en música que Chile. Nosotros estamos siendo castigados por lo fanáticos que somos”.
Blind Melon en Concepción, 2011
Fuente: vitrinasur.cl
Chile, como largo y angosto país, debe enfrentarse a un problema que acarrea hace años: El imperante centralismo que trae consigo problemas sociales, económicos, políticos y que poco a poco invade el mundo de la entretención. “Quiero ir al Maquinaria, pero lo malo es que también tengo que costearme el pasaje a Santiago. Ya por el mismo tema me quedé con las ganas de ver a los Red Hot (Chili Peppers) y ahora con esto, no tengo ganas de perderme otro concierto”, comenta Karina Estrada, joven trabajadora que proviene de Punta Arenas. Intentos de llevar a los rincones más alejados a artistas internacionales es algo que poco a poco se ha vuelto un esfuerzo realizable. Blind Melon cerró su gira sudamericana en la ciudad de Concepción, Slayer visitó Viña del Mar y próximamente Deep Purple se presentará, además de Santiago, en la ciudad jardín y Temuco. El problema demográfico que tiene Chile dificulta la llegada masiva de espectáculos, pero existen fanáticos que se las arreglan para costear los altos costos de los pasajes, el alojamiento y por supuesto, las entradas para el artista favorito.
Chile, nueva parada en el camino
Explica Alfredo Lewin: “Se nos está vendiendo mucho, ahora que los artistas que no venden discos deciden tocar en vivo. Para Latinoamérica es algo nuevo y siempre van a ser primeras veces que veamos a Eric Clapton o a Aerosmith”.

Faith no More en Chile, 2010
Fuente: Brikama.cl

Nuestro continente poco a poco se transforma en una ruta a considerar para los personajes de la música. La conexión que llegan a tener la fanaticada latinoamericana con sus grupos favoritos se acrecienta en el confín del mundo. Metallica y Megadeth no esconden su favoritismo por México y Argentina, llegando a tocar frente a sus más fieles seguidores en las afueras de un hotel. Chile tampoco queda falto de cariño, siendo Iron Maiden y Faith no More sus más acérrimos defensores. Y es que esta explosión de espectáculos trajo consigo un fanatismo leal y casi religioso.
Las tecnologías y redes sociales son el puntapié de esta masificación, y a través de ellas se aprecia lo poco que puede llegar a ser un solo concierto. Pearl Jam y Justin Bieber ya son presionados por el usuario web chileno para la realización de dos o más conciertos.    
Estos factores logran el acercamiento de artistas con el público nacional. Chile se convierte en una escena factible, confiable y segura, que ha permitido la llegada de nuevos shows, bandas y solistas que pisan por primera vez territorio chileno, así como bandas que dejan atrás las dificultades acaecidas durante años anteriores, volviendo a reencontrarse con un público apasionado, en cantidades mayores.

Predicciones y nuevos avistamientos
El movimiento que ha generado la aparición de estrellas internacionales no es algo que desaparezca en un futuro cercano. Para el 2012 ya se vislumbra la visita de Laura Pausini y Foo Fighter, además de la segunda versión del festival Lollapalooza. El Estadio Nacional con 60 mil personas o el Club Amanda con mil, son escenarios perfectos para artistas que buscan un espectro mayor de público, siguiendo el mercado de los conciertos, y Chile es un anfitrión que está dispuesto a lo que sea con tal de que sus personajes se vayan satisfechos de la adrenalina entregada en el escenario, con ganas de volver una y otra vez.

Daniela Jofré
Roberto Martínez

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