por Francisca Reyes, Humberto Guerrero y Leonardo Navarro.
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Ben -Hur (1926) |
Esta semana se estrena en Chile Noche de miedo. La próxima, Conan el Bárbaro, y durante noviembre Footloose. ¿Qué tienen todas estas películas en común? Cada una es un remake, una nueva versión de un éxito de hace más de 25 años atrás.
Si revisamos los estrenos de este año y las cintas anunciadas para 2012, notaremos que hay un porcentaje no menor de remakes. Pero, ¿qué es exactamente un remake? Es una producción audiovisual que reproduce fidedignamente la trama, personajes, ambientación y prácticamente cualquier detalle de una obra anterior.
Por lo tanto, no cuentan como remakes las precuelas o secuelas de alguna obra fílmica, pero sí se pueden tomar como tales, siendo algo relajados en la definición, las nuevas adaptaciones de libros.
El dicho reza que segundas partes nunca fueron buenas, y esto se puede aplicar a las nuevas versiones también. El número de fiascos y resultados fallidos es alto, debido a que también lo son las expectativas. Porque el éxito de un remake depende no sólo del talento del director o los intérpretes de turno, sino sobre todo de la adecuación del tema y guión del nuevo filme a los tiempos y sensibilidades actuales.
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Ben - Hur (1959) |
Es en estos casos cuando los remakes ofrecen jugadas ganadoras y se transforman en éxitos, pudiendo a veces ahcer olvidar el original. Es el caso de Ben-Hur (1959), nueva versión del filme mudo de 1926, que encantó al público gracias al carisma de Charlton Heston, y de paso se transformó en una de las dos películas más premiadas por el Oscar, con 11 estatuillas, incluyendo mejor película.
Otro ejemplo muy interesante es La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), un filme de ciencia ficción de bajo presupuesto sobre la invasión de un pueblo por extraterrestres que imitan y reemplazan a los humanos. Ha tenido 3 versiones posteriores: La invasión de los ladrones de cuerpos (1978), Los usurpadores de cuerpos (1993) e Invasión (2007), todas y cada una bien recibidas por el público y la crítica, debido a su inteligencia para reinterpretar el miedo a los comunistas que impregnaba el original y reemplazarlo por la angustia de moda al momento de su estreno, además de ofrecer nuevas y muy ricas lecturas a la historia de fondo.
Los especialistas de cine recalcan que el tema de los remakes se da mucho en el llamado cine B, o cine de género. Gonzalo Bustos, de www.cinematografia.cl, destaca esto, y señala que es difícil para la crítica olvidar el referente anterior.
Pero si para los espectadores se crean expectativas, también le pasa a la crítica. El problema radica en que quienes la ejercen deben ser ecuánimes y neutors ante lo exhibido, pero esto se hace difícil cunado hay un referente anterior. Felipe Tapia, crítico de cine, señala que estos son algunos problemas que se encaran al ver un remake, pero que trata de mantener una actitud abierta frente a ellos.
Pero la verdad es que muchas veces los remakes hacen honor a su fama y son malas copias del original, como sucedió con la versión de Gus van Sant para Psicosis, de Hitchcock.
En resumen, lo mejor al decidir ver un remake es entrar a la sala de cine con los dedos cruzados...y tener mucha fe.
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