Corazón de tinta (electrónica)
Por Humberto guerrero, Leonardo Navarro y Francisca Reyes
No es el shock del futuro, pero llegó para quedarse. Si ya había sucedido con la música y el cine, era ineludible que le iba a suceder al libro. La marea digital es una realidad ineludible, y todo indica que el camino seguirà rodando por esa pendiente. El libro digital todavía está en pañales, en la pelea por un estandar, y en el mundo en español, en unos pañales que pronto le quedarán chicos.
Son tiempos interesantes.
Fue el tema de las jornadas profesionales en la 31ª Feria del Libro internacional de Santiago. Hubo un taller dedicado a él, que duró las dos jornadas de este encuentro para quienes trabajan con y por los libros. El libro digital es un tema de preocupación para los editores y tambièn para los libreros. Aunque en nuestro país las ventas todavía no representan ni siquiera el 1 por ciento de las ventas totales de libros –una situación que se repite en el mundo de habla hispana-, se da por sentado que esta tendencia se revertirá de forma rápida y exponencial a medida que la década pase.
Para gran parte del público, y hasta hace no muchos años atrás, un libro digital no era más que la versión digitalizada del libro de papel. En ese mundo, la invención del PDF(un formato que conservaba las condiciones del original fuese donde se fuese, y se imprimiera donde se imprimiera) significó la gloria. Pero a medida que el avance continuó, y sobre todo con la aparición de los dispositivos portátiles y la tinta electrónica, las ventajas del PDF se diluyeron y surgió la guerra por el formato. Con la entrada de actores como Amazon o Barnes and Noble al mercado de la venta de libros electrónicos y, sobre todo, de dispositivos de lectura, se crearon distintos formatos, exclusivos del fabricante del lector que es al mismo tiempo el vendedor de los libros electrónicos. Como contrapartida, fue creado el formato epub, con base de código abierto y la intención de ser el estándar en los libros digitales.
La tecnología actual permite un nivel de interactividad que no ha sido aprovechado en todo su potencial, salvo contadas exceopciones. Un buen libro digital permite una experiencia de lectura inmersiva que el libro tradicional nunca podrá lograr: gráficos interactivos, fotos ampliables, videos insertados y banda sonora incluida, entre muchas otras aplicaciones posibles. Uno puede querer mucho al papel, pero es imposible negar la ventaja de su hermano electrónico. Las editoriales lo saben y ya han comenzado a temblar.
Our choice, de Al Gore: un ejemplo de un buen libro digital
En España, las editoriales más grandes (Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca, y sms, entre otras) se han unido para formar Libranda, una empresa diseñada para comercializar libros electrónicos y ofrecer servicios relacionados con este a otras editoriales más pequeñas o a tiendas interesadas en vender libros digitales. El gran escollo con el que se ha topado este proyecto es el stock limitado de títulos disponibles en español, que apenas alcanza los 3 mil. Además, la mayoría de las editoriales todavía no dan gran impulso a los libros digitales de su catálogo. Y está la amenaza de Amazon.
La tienda virtual norteamericana es la dueña de Kindle, un lector de ebooks a base de tinta electrónica que ha reducido sus precios ostensiblemente. En la actualidad su aparato más económico bordea los 40 mil pesos, y el próximo año podría lanzar un modelo de 25 mil pesos. Pero no es la baratura de los lectores lo que preocupa al mundo editorial, sino la política que está desarrollando Amazon de vender en cada país en su moneda nacional, obviando la barrera que supone hasta ahora tener que ingresar al sitio madre estadounidense y pagar con tarjeta internacional en dólares. Más aún, Pedro Huerta, director de Kindle/Amazonpara América Latina, anunció en la feria que estarían instalados en Chile antes de que terminara el próximo año, y que se contactarían con las editoriales chilenas para gestionar la venta de sus catálogos. Es decir, llega Amazon, y ustedes se unen o mueren. Porque la sinergia de esta gran empresa es algo que los actores locales simplemente no pueden combatir.
Por esta razón, (y porque amazon ya está en España) muchos periodistas del área creen que Libranda es un proyecto que nació muerto. Porque los libros electrónicos en español aún son muy caros, porque no hay mucha oferta, porque la cultura de lo gratis se impone en países con subdesarrollo.
La liberación de los autores
Para los autores, el mundo del libro digital es una veta aún por descubrir. Por una parte, tienen la posibilidad de liberarse del mundo editorial, con los riesgos y beneficios que ello conlleva. por otra, se enfrentan a un escenario incierto, tanto en resultados económicos como en repercusión mediática.¿Qué ganarían? de partida, mucho más dinero del que perciben hasta ahora. Por convención, un autor recibe el 10 por ciento del valor neto del libro, es decir, sin contar el precio con IVA. Así, de un libro de 8 mil pesos, a su autor le corresponden 640 pesos, como máximo. En el mundo digital, la cosa cambia. La cadena de venta ususal, que conlleva el gasto de impresión, bodegaje y la venta del librero (que gana cerca del 40 % del valor del libro) desaparecen. Amazon tiene un convenio con los autores independientes, en que el 70 por ciento de la venta de sus libros queda para el autor y el 30 por ciento restante es para la compañía. En un escenario así, los incentivos para cambiarse son enormes.
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Francisca Solar |
Francisca se hizo conocida por crear un fanfic (un libro escrito por un fan sobre la obra de otro) de Harry Potter, el cual fue celebrado por lectores alrededor del mundo entero, por lo cual el entorno digital había sido su matriz de partida como autora.
Jorge Baradit, autor de Ygdrasil, Synco y la reciente novela gráfica Policía del Karma, junto a Martín Cáceres, el dibujante de esta última obra, dejaron fuera de su contrato los derechos digitales de ésta, por considerar que es un negocio aparte, con posibilidades diferentes y ganancias también divergentes.
Para las editoriales, no es algo menor. A los rumores de aumento de derechos a un 15 por ciento, Pablo dittborn, gerente general de Random House Mondadori responde al afirmar que la industria está pensando en aumentarlos al 25 por ciento. Ademàs, en su visión, los editores no vana amorir, sino a evolucionar. "La función de un editor es hacer una guía, una selección del material a publicar. Nuestro sello ofrece una garantía de calidad para el lector. Además, siempre va a ser necesario que alguien lea u n manuscrito y ayude al escritor en su tarea"
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